Compartamos historias

Comenzamos un nuevo trabajo en nuestro blog y es el de comentar sobre los CUENTOS GANADORES de 4to B-C-D  del Concurso sobre Abandono y Violencia en la Familia y la Comunidad. Ellos pasaron a la siguiente fase  ¡Todos estuvieron  excelentes!


Y ya se vienen los  de mis niños de 1ero D. ¡No desesperen!


Con ustedes uno de ellos:

El dolor del Silencio

Hasta ahora recuerdo con mucha claridad, ese sinsabor de aquella vez más, sabía que ya era muy tarde arrepentirme y desear con todas mis fuerzas que regresara el tiempo, no resolvería nada…

Fue esa tarde, cuando al salir del colegio vi a papá con esa mujer, se veían tan felices juntos,  me quedé petrificada, no supe qué hacer, sólo sentía un dolor inmenso en mi corazón y las lágrimas poco a poco brotaban de mis ojos. Después de unos segundos, seguí mi camino.

Pensé.  “¿Por qué me sorprendo, si ya hace algún tiempo vi como ese hombre que me había querido tanto de pequeña, ya no existía más”  Lo que más me dolía era el tipo de consideración que  le tenía a mamá , mejor dicho el trato por parte de papá hacia ella , frente a mí y mis hermanos. En esa época no teníamos mucho qué comer , recuerdo con mucha claridad cómo era la vida de mi familia, cómo trabajábamos arduamente , día a día mi madre ; mis hermanos  y yo antes de ir al colegio , era una vida muy agitada ya que teníamos que preocuparnos por el mañana. Mi pequeña familia consistía en mi mamá, mis hermanos y yo. A papá ya no lo contábamos ya que sólo venía cada que se acordaba que tenía hijos sin darnos alguito para nuestra comida y mas aún abusando de mi madre, golpeándola como se le daba la gana con el pretexto de que no hacía las cosas bien. Yo me metía porque quería a mi madre con todo mi corazón, era capaz de matar a ese hombre que se decía mi “papá” ¡Ja! Yo pensaba que ese título le quedaba demasiado grande mas no podía hacer nada.

Todo sucedió aquel día en el que él vino, yo estaba lavando la ropa de mis hermanos; mientras mamá cocinaba cuando él se acercó , le revisó las ollas y le dijo :

 -“¡Que es esta porquería! –replicó

- Es la comida de tus hijos, no es mucho pero es algo que les va a nutrir, ellos están en crecimiento y…

- ¿Cuánto has gastado en esto?  ¡Ah!

-Eso a ti no te debe de importar, no das nada y encima me vas a cuestionar el costo.

- ¡No me respondas de esa manera!

Él empezó a pegarle de una manera animal, hasta que ella cayó herida y ensangrentada, él la vio y se fue; yo fui rápidamente a socorrerla , mis hermanos gritaban y se asustaron con tal brutalidad . No sabía qué hacer, le limpié las heridas y no sé como la llevé  al hospital, ella estaba muy mal, los doctores me preguntaron qué había pasado, me puse muy nerviosa , no supe qué hacer  y tan solo atiné a responder que le habían robado camino a casa .

Al día siguiente, mi mamá un poco mejor, aún convaleciente en casa yacía en cama, la atendía cuando ella me dijo: “Hijita, jamás dejes que un hombre te ponga un dedo encima , sé fuerte , por favor. Estudia para que no dependas de nadie nunca , eso es lo peor. Hazte respetar siempre” . Le acaricié la cabeza y le prometí que  haría las cosas como ella quería.

La tarde en que llegué del colegio a casa, fui rápidamente al cuarto de mamá para ver cómo estaba, si necesitaba algo , cuando la encontré llena de sangre inconsciente. Me alarmé demasiado sentía una gran desesperación. La llevé nuevamente al hospital , pero esta vez fue muy tarde.  Había muerto, en ese mismo instante, vi cómo mi único soporte ya no existía más ; desesperé , grité  hasta que ya no pude más. Llena de pena, dolor y cólera averigüé lo que ese hombre le había causado a mi madre.

En ausencia de la persona que la cuidaba, el hombre había entrado a mi hogar a terminar lo que había empezado .En ese mismo  momento supe que todo era culpa mía ¡Si no hubiese callado el primer incidente de mi madre , nada de esto hubiese pasado . Ahora sólo queda aplicar lo que alguna vez aquella gran mujer me aconsejó y sacar adelante a esas pequeñas personas que quedaron a mi cargo; ahora sólo queda El Dolor del Silencio.

Paola Malasquez